Por José Alfredo Gutierrez y Denise Deanda
El Instituto Sanmiguelense está cumpliendo sus primeros quince años de vida. Desde su nacimiento esta institución educativa ha tenido una exitosa vinculación con los sectores industriales más innovadores del mundo, como el automotriz y el aeroespacial.
Grupo SSC, empresa mexicana pionera en Diseño y Simulación por computadora, crea esta sofisticada escuela en medio del semidesierto de San Miguel de Allende.
En una pequeña ciudad eminentemente turística con apenas 120 mil habitantes y una extendida actividad agrícola, esta visionaria compañía inicia su actividad en 1990.
Grupo SSC pronto vería los frutos de su audaz proeza. A cuatro años de su fundación llegó General Motors (GM) a la ciudad de Silao, convirtiéndose en la primera planta automotriz en el estado de Guanajuato. Diez años más tarde, la gigante canadiense Bombardier abriría una filial en Querétaro, con una inversión de 450 millones de dólares.
El desarrollo propiciado en El Bajío por las exitosas apuestas de GM en Guanajuato y Bombardier en Querétaro, hizo posible la consolidación del Consorcio Sanmiguelense, sumando después al Parque Tecnológico Sanmiguelense, el cual forma parte del sistema NOVAERA.
La llegada de más empresas automotrices y aeroespaciales a la región, fomentaron la creación de robustos clústeres, como el CLAUGTO y el Aeroclúster de Querétaro, de los cuales el Consorcio Sanmigulense forma parte desde su respectiva creación.
Derivado de todo lo anterior, el Instituto Sanmiguelense hoy es una pieza clave en sectores donde el Diseño y la Simulación por computadora son el alma de la innovación, y elementos fundamentales de la Industria 4.0.
La propuesta académica del Sanmiguelense se concretó con cuatro carreras: Ingeniería Mecánica, Desarrollo de software, Diseño y comunicación visual y Gestión empresarial. Su modelo fomenta el vínculo de la academia con el desarrollo profesional desde sus aulas.
La formación laboral de los alumnos puede darse dentro de la misma institución. Un ejemplo de ello es la app #SoyDragón, creada dentro de las células de desarrollo del Consorcio Sanmigulense. Si la descargas, podrás enterarte de toda la información y las actividades de esta innovadora comunidad.
En el mercado laboral, los Dragones suelen encontrar excelentes oportunidades de trabajo y de emprendimiento antes de egresar de su alma mater.
En Educación media superior el Sanmiguelense es toda una potencia en sus dos modalidades: el Programa UGTO y el Bachillerato Internacional(IB).
Dos aspectos importantes del Instituto Sanmiguelense son sus actividades extracurriculares como los talleres y sus viajes educativos, así como el fomento al deporte en sus excelentes instalaciones. Una alberca semiolímpica, canchas de tenis, básquet, voleibol y fútbol, son el espacio ideal para generar campeones.
No podemos dejar de mencionar el gran apoyo y aporte a la juventud sanmiguelense con el programa de becas que ha mantenido el Instituto desde su creación, pues casi el 50% del total de sus alumnos ha recibido una beca en algún momento de sus estudios en el Sanmiguelense
El Programa de Becas ha entregado un total de 3,205 becas, 1,572 han sido becas de 100%, todo esto se traduce en un apoyo de $25,334,672.00 pesos a la educación en México, un promedio de $1,700,000.00 pesos en becas por año.
Cabe resaltar que el Insituto Sanmiguelense ha logrado ser reconocida a nivel nacional gracias a sus programas actuales y adaptados a las necesidades de la industria, más del 80% de sus alumnos obtienen una oferta de trabajo antes de graduarse por parte de empresas reconocidas a nivel Internacional como Bosch, Hella General Electric, Hirshmann, entre otras.
Con mucho orgullo podemos decir que con mucho trabajo y dedicación alumnos destacados que han sido becados a lo largo de su carrera, hoy brillan en la Industria y están innovando e incentivando el desarrollo de nuestro país. Como Pablo Alonso Fueyo, graduado de la carrera de Ingeniería Mecánica con orientación en Diseño y Simulación por computadora, quien trabaja en el área de Energías Renovables de General Electric, diseñando componentes para turbinas de viento en donde sus habilidades y conocimientos en Ansys fueron fundamentales para su integración a este puesto. Desde esta posición, Pablo Alonso está dejando huella siendo parte de la empresa que manufactura los aparatos con los que se utiliza un tercio de la energía del mundo, ideando tecnologías para usar nuevas fuentes de energía renovable.
El futuro promisorio de esta vanguardista casa de estudios, nos hace pensar que quince años de éxitos, solo han sido un buen principio.